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El líder de Vox, Santiago Abascal, este jueves en San Lorenzo de El Escorial |
consumo interno de los muy cafeteros de derechas, un intento fallido de recuperar votos de Vox y una pérdida de papeles del autodenominado representante de la política adulta.
Feijóo ha cruzado la línea roja que trazó él mismo cuando llegó a Madrid y se ha gustado tanto como troll que apenas hay tuits o declaraciones recientes de dirigentes de su partido que no contengan la palabra prostíbulo.
Mientras tanto, Vox se desmarca del debate con aroma a lupanar y se dedica a lo que mejor sabe hacer: sembrar odio hacia el inmigrante, uno de los pilares del programa populista que contribuyó a llevar a Trump a la Casa Blanca por segunda vez. La última parada, de momento, ha sido Torre Pacheco.
En Murcia, López Miras deja hacer y deshacer a Vox, en España Abascal recoge los frutos de la definitiva bajada al fango de Feijóo. Según el CIS, el partido ultra sube cinco puntos en intención de voto, hasta el 18,9%. La izquierda en proceso de recomposición, política y anímica, no debe perder de vista el auge de Vox y lo que supone: basta con mirar a EEUU para calibrar hasta dónde podemos caer.
Mientras tanto, Vox se desmarca del debate con aroma a lupanar y se dedica a lo que mejor sabe hacer: sembrar odio hacia el inmigrante, uno de los pilares del programa populista que contribuyó a llevar a Trump a la Casa Blanca por segunda vez. La última parada, de momento, ha sido Torre Pacheco.
En Murcia, López Miras deja hacer y deshacer a Vox, en España Abascal recoge los frutos de la definitiva bajada al fango de Feijóo. Según el CIS, el partido ultra sube cinco puntos en intención de voto, hasta el 18,9%. La izquierda en proceso de recomposición, política y anímica, no debe perder de vista el auge de Vox y lo que supone: basta con mirar a EEUU para calibrar hasta dónde podemos caer.