La corrupción, ilegal o legal, es sistémica porque el poder empresarial, de una u otra forma, termina capturando la voluntad de los poderes públicos
El ‘caso Montoro’ revela que la corrupción es un problema sistémico. No se trata de un puñado de manzanas podridas, como muchas veces se nos quiere hacer creer, sino de la lógica de funcionamiento de una institucionalidad que ha sido capturada por el poder económico.
No se puede librar con eficacia la lucha anticorrupción sin una posición crítica respecto a la deriva plutocrática de nuestros sistemas políticos. Asumamos de una vez que corrupción es todo aquello que contribuye a que el poder empresarial se imponga por sistema a la soberanía popular.
www.diario-red.com/opinion/miguel-angel-llamas
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