El alto, el fuego en Gaza, que de momento parece estarse manteniendo no tiene detrás un proceso ni mecanismos para prevenir ataques y avances, israelíes, ni para forzar al ejército israelí a retirarse.
Mientras Trump habla del éxito del plan de paz, los israelíes mantienen los dedos en los gatillos de armas que siguen apuntadas a la población civil de Gaza. (martin.gak)

lunes, 15 de septiembre de 2025

La película 'El cautivo' de Almodovar:
Un luminoso cuento de moros y cristianos

El cautivo' ha originado cierto revuelo antes de su estreno a cuenta de la presunta homosexualidad del autor de 'El Quijote'. Una polémica estéril, porque 'El cautivo' contiene ideas que retan aún más al espectador, como el retrato de los musulmanes como seres civilizados, bellos y hedonistas, mientras los cristianos se revelan como una panda de resentidos, cainitas y castrados por curas infames.

'El cautivo' no es una película de aventuras ni hay la menor épica en las peripecias del protagonista durante su cautiverio de cinco años en Argel. Casi toda la acción se circunscribe a la prisión en la que se hacinan los españoles capturados, una barbería y las coloristas calles de la ciudad, mientras en las alturas los contempla desde su palacio el Bajá o gobernador de Argel (Alessandro Borghi). Abajo luchan por un trozo de pan; arriba disfrutan de fuentes de agua, celosías, música, fruta e inciensos.

Una Alhambra en la que los musulmanes retozan con sus mancebos o garzones, viviendo la homosexualidad con absoluta naturalidad. Nada que ver con la represión personificada en el cura del Santo Oficio que borda Fernando Tejero, también encarcelado, alcahuete rastrero que tratará de acusar al protagonista de sodomía y depravación. Un inquisidor envidioso de la capacidad del futuro escritor para fascinar a sus oyentes con historias inventadas. Primero a sus propios compañeros de celda, después al mismísimo Bajá.

'El cautivo' es ante todo una reivindicación de la ficción como bálsamo ante la adversidad y contiene, sí, una historia de amor homosexual resuelta con pudor y contención en una breve escena de baño.

Amenábar nos habla de tolerancia entre culturas, del poder de la palabra y del amor entre dos hombres. Creo que en vez de homosexualidad, yo hablaría de la potencial bisexualidad de todas las personas que, en función de su situación personal en cada momento histórico de su vida puedan manifestarla de una u otra manera. Quedarse con la polémica de la orientación sexual de Cervantes durante aquellos cinco años impediría disfrutar de una obra luminosa y cálida, que en estos tiempos ágrafos reivindica a nuestro escritor más universal.


Julio Peña es Miguel de Cervantes y el italiano Alessandro Borghi encarna a Hasán, el Bajá de Argel.
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