En España tenemos una derecha predemocrática y que desde el punto de vista de la cultura política está más cerca del franquismo que del sistema consagrado por la Constitución.

lunes, 29 de septiembre de 2025

Demócratas de derechas: Si no hablan, al menos sepan
que a través del silencio también se asfalta
la ruta que conduce a la catástrofe.

 
El líder del PP, Núñez Feijóo,
junto a varios presidentesde su partido. 
Víctor Fernández / Europa Press

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Si España continúa por el camino de la evolución electoral que han tenido otros países europeos, ya tan ingobernables como Francia o con un cordón sanitario aún vivo y disfuncional –como es el caso de Alemania–, es urgente que recupere en su sistema político la posibilidad de una derecha democrática, capaz de afear en público los excesos de Vox; una derecha que opte por distinguirse de los ultras en lugar de mimetizarse con ellos.

Es verdad que Vox no es sino una escisión del Partido Popular y que del Partido Popular nace, en forma de protuberancia forjada tras la extracción de su vertiente más franquista; es cierto que tampoco ayuda el origen histórico del Partido Popular, y que la cabra –o el águila– tira al monte. Pero yo, al menos, conozco a varias personas de derechas –y tengo amigos de derechas– a quienes Vox les produce rechazo, les parece una formación repulsiva, pero son voces que oigo poco o que no hablan demasiado en alto sobre todo lo que les parece inaceptable.

Demócratas de derechas: expresen las líneas rojas que aún consideran inaceptables, si siguen siéndolo. La alternativa es ir perdiendo por el camino la humanidad.  Si no están dispuestos a sacrificar a personas que quieren, a amistades, a seres humanos y vidas preciadas, queridas: hablen. Si no hablan, al menos sepan que a través del silencio también se asfalta la ruta que conduce a la catástrofe; que el camino al infierno está repleto de buenos propósitos.