Esta semana hemos presenciado la debilidad de la organización que nos reúne a casi toda la ciudadanía mundial a través de sus estados.
Dos consideraciones.
Mantener la sede en los EE.UU. de Trump va a suponer que solo podrán asistir físicamente a las reuniones, los que él quiera, algo que va contra las normas más básicas de la organización.
Pero hay algo todavía mucho más grave.
El mantenimiento del derecho a vetar cualquier declaración aprobada por la mayoría absoluta de sus miembros que tienen cinco estados. Es algo que no parece, a estas alturas, razonable, de la misma manera que tampoco tiene sentido lo de "un país, un voto" porque Malta e India son dos Estados, pero que su voto "valga" lo mismo no tiene lógica alguna.
Si queremos que la entidad celebre el centenario tendrá que modificar algunos elementos que al día de hoy parecen básicos e intocables.