Un año más el Partido celebra el último domingo de septiembre su día. Un día de fiesta y un día de reflexión. Un día de reencuentros y un día de anuncios de grandes decisiones.
El año pasado, junto al tradicional mensaje de "unidad" , se anunció de manera un tanto inesperada para muchos, la prorroga de Ibarretxe con todo lo que implicaba: tripartito, etc .... El consejo "ignaciano" de "en tiempo de crisis no hacer mudanzas" se aplicaba al pie de la letra. El resultado es de sobra conocido por todos.
El mensaje de hoy vuelve a ser el mismo: unidad. Y la unidad, en principio, como concepto, siempre transmite connotaciones positivas, si bien, suele ser fundamental que vaya acompañada de un mensaje claro con un objetivo también asumible por todos los llamados a sumar.
Hoy, un año después, Foronda escuchará solo una voz, la del presidente del Partido. Carentes de representante máximo en el área institucional, desde este ámbito las voces que se escuchan a veces pueden llevar a interpretaciones un tanto confusas, por ejemplo, cuando de lucha antiterrorista se trata: Esta misma semana, por un lado, se ha oído decir que la existencia de ETA "beneficia" a socialistas y populares, algo, en mi opinión, desafortunado y tremendamente injusto. Y por otro lado se ha reconocido el trabajo que discretamente se está realizando con el partido socialista en diferentes ámbitos, algo, por cierto, que siempre he defendido y que me produce gran satisfacción.
El partido está en una encrucijada y cuanto antes deberá de decidir el camino por el que apuesta de cara a los próximos años. Y sin esa aclaración previa, la unidad será mas ficticia que real. Hay que saber claramente si se apuesta por unir fuerzas, directa o indirectamente, con el polo soberanista, con todo lo que implica, o se apuesta por un camino de consenso y fuerte base social para asentar los pilares de este país, el cual, tras treinta años de gobierno, desgraciadamente no podemos afirmar que tenga una base sólida, fuerte y claramente consensuada por la gran parte de los vascos y vascas que votamos periódicamente en este país. Yo, evidentemente, apuesto por esto último.