Leyéndole hoy en el periódico de Vocento al presidente del PP, daba la impresión de que estaba hablando alguien que había ganado las elecciones. Desde luego esta "que se sale", dando consejos o lanzando veladas amenazas como si fuese él quien mueve los hilos del tinglado que, esto si es cierto, ayudó a montar tras las elecciones de marzo.
Pero cuando uno cree que conduce un coche formula 1 pero en realidad lleva su vetusto vehículo a velocidad de carrera por una carretera que no conoce bien, tal vez se salve en la primera curva, pero el leñazo lo tiene garantizado.
Y D. Antonio debería recordar que en este país su partido ha ido perdiendo apoyos elección tras elección y su situación de "enanito sustentador" solo le va a valer hasta que los dos grandes se pongan de acuerdo. Y espero que no tarden mucho. Habrá que demostrarle que no solo no es imprescindible, sino que además su representación es la que es, escasita.
Y por otro lado, Peio, el nuevo presidente de un partido que últimamente ha sentido en sus propias carnes el abandono y falta de apoyo de sus votantes de manera directamente proporcional al aumento de su radicalidad verbal, también se ha mostrado crecidito en su intervención del fin de semana, algo que habrá que perdonarle tratándose del día de su reducida organización política. Ha criticado al partido del que ha vivido estos últimos años y acusado de "jugar con dos barajas". Gracioso. Si por barajas entiende dos tipos de mensajes, habría que dejarle claro una cosa :
La baraja de los polos, la de la permanente reivindicación del "derecho a decidir", de la confrontación social y la de la división del país, se la puede quedar entera, con sus oros, sus caballitos, reyes y demás. Como si se la come con patatas. La otra. la que se fija mas en lo que nos une que lo que nos desune, esa es la del PNV, y ellos, está claro clarito, que no solo no la necesitan, en realidad es que no saben jugar con ella.