El Ayuntamiento ha colocado este verano las dos casitas de madera, que se compraron para que la escuela temporalmente pudiese utilizarlas en el patio de Zipiriñe, una en la plaza de Larrabasterra, junto al metro, y la otra en la plaza del ayuntamiento, en una esquina de la zona verde. Son oficinas municipales y su uso como locales de información turística resulta perfecto.
Pero parece ser que poco dura la alegría en la casa del pobre, y paseando por la plaza la pasada semana pude ver, no sin asombro, que estaba cubierta de carteles, por fuera y por dentro, de una conocida organización privada que se dedica a la enseñanza de idiomas. Mirando hacia su interior pude comprobar que su conocido dirigente local estaba dentro como pez en el agua. Ciertamente quedé asombrado.
¿Puede el Ayuntamiento, teniendo un Euskaltegi municipal, con sus propias necesidades, ceder locales como ese a entidades privadas en estrecha competencia consigo mismo? ¿Masoquismo o ...?