"Habeas corpus", literalmente "tengas el cuerpo (libre, no encarcelado)", es un antiguo logro jurídico que tutela dos derechos fundamentales: la libertad individual relativa a su libertad de movimiento y, por tanto, a no ser objeto de detenciones arbitrarias y el derecho a la integridad personal, a no ser objeto de daños en su persona, como lesiones, tortura o muerte. En definitiva, preconiza que toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario, y no al revés.
La dimensión digital que ofrece Internet a las personas nos dota de nuevas personalidades en las distintas redes sociales, como Facebook o Twitter. Son servicios gratuitos, pero donde la aportación es mutua: el proveedor facilita la tecnología y el usuario provee la información que sumada con la interacción genera un valor.
Sin embargo, en esta nueva realidad ciudadana no existe la presunción de inocencia, y los remotos proveedores asistidos por robots de inteligencia artificial pueden coartar la libertad de expresión y cancelar preventivamente cuentas.