Pello salaburu, en un artículo que publica hoy en EL CORREO, nos recuerda que vivimos en un país singular, como todos sabemos, y que, aunque muchos jóvenes quizás no sean conscientes, el caso es que el voto de quienes van a San Mamés cada quince días vale mucho menos que el de quienes se bañan en La Concha. Y mucho menos, todavía, para qué lo voy a recordar, que el de quienes pasean cada domingo por la calle Dato.
Por la misma regla, nos encontramos con otra paradoja: la mayoría de los afiliados del PNV, que somos vizcaínos, compartimos las tesis de Imaz. Dentro de EA, la mayoría de los afiliados son guipuzcoanos y éstos son también proclives, dentro de su partido, a llegar a fórmulas «tranquilas y duraderas» de entendimiento con el PNV, manifestando en el fondo una forma de ver las cosas bastante similar a Imaz. Pero, lo que son las cosas, minorías de fuera de Bizkaia, en el caso del PNV, y de fuera de Gipuzkoa, en el caso de EA, acaban poniendo serias trabas, cuando no impidiendo, lo que parece ser el deseo mayoritario entre los propios afiliados. Y no digo nada entre los votantes. Por eso, nos vaticina Pello, las tesis de Imaz van a tener problemas dentro del partido: hay sectores importantes que, aun no siendo mayoritarios, pueden acabar imponiendo sus opiniones, porque el sistema interno de votos está basado más en el reparto territorial que en la máxima de 'una persona (un militante), un voto'. Esto es lo que se pondrá de manifiesto en las próximas semanas, cuando los militantes del PNV discutamos el documento elaborado por la ejecutiva.
Y digo yo, que siendo la cosa tan evidente, la situación tan injusta en el tema del valor del voto según herrialde, tanto en el Partido como en el País, ¿no va a haber nadie por las alturas con dos dedos de frente que sugiera una normalización del sistema sin que nadie se rasgue las vestiduras por ello?
Por la misma regla, nos encontramos con otra paradoja: la mayoría de los afiliados del PNV, que somos vizcaínos, compartimos las tesis de Imaz. Dentro de EA, la mayoría de los afiliados son guipuzcoanos y éstos son también proclives, dentro de su partido, a llegar a fórmulas «tranquilas y duraderas» de entendimiento con el PNV, manifestando en el fondo una forma de ver las cosas bastante similar a Imaz. Pero, lo que son las cosas, minorías de fuera de Bizkaia, en el caso del PNV, y de fuera de Gipuzkoa, en el caso de EA, acaban poniendo serias trabas, cuando no impidiendo, lo que parece ser el deseo mayoritario entre los propios afiliados. Y no digo nada entre los votantes. Por eso, nos vaticina Pello, las tesis de Imaz van a tener problemas dentro del partido: hay sectores importantes que, aun no siendo mayoritarios, pueden acabar imponiendo sus opiniones, porque el sistema interno de votos está basado más en el reparto territorial que en la máxima de 'una persona (un militante), un voto'. Esto es lo que se pondrá de manifiesto en las próximas semanas, cuando los militantes del PNV discutamos el documento elaborado por la ejecutiva.
Y digo yo, que siendo la cosa tan evidente, la situación tan injusta en el tema del valor del voto según herrialde, tanto en el Partido como en el País, ¿no va a haber nadie por las alturas con dos dedos de frente que sugiera una normalización del sistema sin que nadie se rasgue las vestiduras por ello?