No sé si hubo uno, dos o tres golpes superpuestos pero si se que en uno de ellos estaba el antiguo preceptor del rey que quería ir a Palacio y dirigir desde allí aquella chapuza. ¿Y por qué lo hizo?. Porque alguien le había alentado a ello y ante lo esperpéntico de lo hecho por Tejero en el Congreso y de los tanques en la calle de Milans del Bosch al rey no le quedó más remedio que decirle a su buen amigo Armada que no fuera a Palacio.
En la película, cursi por demás y también sobreactuada, aparece disminuida la figura del general Fernández Palacios que fue el hombre de aquella noche, no el rey, cuyo infantilismo había creado toda aquella inmensa tropelía, pero eso no sale así en una película, que sigue mintiendo de principio a fin sobre unos hechos que además no fueron juzgados con criterios de ejemplaridad y cuyo único fin era proteger al rey continuamente aludido en el juicio por los inculpados y cuyos responsables, al poco, estaban en la calle.
En la película de Antena 3 uno de los protagonistas resume aquella intentona: “Fracasó pero creó tres mitos. El rey, Suárez y el Guti”. Queda el rey que vive tan ricamente y sigue siendo ensalzado por algo que provocó su irresponsabilidad, su incultura y su frivolidad.
Lo malo es que las nuevas generaciones que no vivieron aquello se queden con esta muestra de manipulación de TVE, un ente público, al servicio de su Graciosa y Frívola Majestad.