Ahora resulta que, gracias a los que no aceptan las reglas del juego, los que lo hacemos, vamos a tener que ser doblemente escrupulosos a la hora de meter la papeleta en el sobre, porque como esté un poco rasgada, manchada o con algo escrito encima, incluso un simple corazoncito sobre tu lider favorito, va a ser declarada nula por los que se resisten a asumir el juego democrático.
En definitiva, que ahora los que no entienden las normas, los que las entienden pero no saben aplicarlas, los que si saben pero se confunden a propósito y los que confunden a propósito urnas y armas, por decreto de los últimos, todos juntos en el mismo saco. La verdad es que uno sigue sorprendiendose todavía con las posturas de algunos recalcitrantes. ¡Qué bonito!