Una lástima que determinados primeros espadas no hayan querido o podido dar la cara en un programa que ciertamente me ha parecido de los que no debería de producirse solo en campañas electorales sino al menos con una perioricidad trimestral.
Ahora bien, un minuto de tiempo, ciertamente, ayuda a medir la intervención de los intevinientes pero limita el dialogo y produce, sin culpa de los protagonistas, una sucesión de monólogos.
Tampoco veo justo que el representante de 22 escaños disponga del mismo tiempo que el representante de tres. Pura lógica.
Y por último, si entre los intervinientes jugásemos al gran hermano y tuviesemos que iniciar esos típicos procesos de expulsión, y en esta ocasión por sinsorgo y por aportarciones nulas al debate, me parece que el pobre Unai se llevaba todas las papeletas.