Curiosa representaciónde la más famosa obra de Bizet donde, a pesar de ser una obra muy colorista, se ha representado con un absoluto dominio de los colores grises y pálidos. La escenografía y la coreografía han resultado especialmente curiosas. Las voces buenas, sin levantar pasiones. Quizas la mejor haya sido la de Micaela, la mujer navarra representada por Latonia Moore, pero realmente, ninguna ha conseguido alcanzar el apasionamiento del público que ha brindado al final de la obra los aplausos mas tímidos y recatados que yo recuerde de los últimos tiempos. En cualquier caso, la obra es digna de ser vista y una excelente ocasión para escuchar una de las óperas mas alegres y vistosas.