Cristina F. Pereda, señala en Soitu cuatro razones fundamentales por las que Obama se está encontrando con serios problemas para llevar adelante su reforma sanitaria:
El primer obstáculo para conseguir cobertura para todos son los 200 millones de norteamericanos que sí tienen seguro.
El segundo obstáculo son los 60 millones que tienen un seguro insuficiente: Obama tiene que convencerles de que las nuevas opciones serán mejores.
El tercer impedimento es el individualismo estadounidense. Un sistema público implica que los costes médicos corren a cargo del estado gracias a los impuestos de los ciudadanos. La lectura que hacen algunos norteamericanos es que no quieren pagar con sus impuestos los medicamentos al vecino de al lado. Ni a los más pobres. El país ya cuenta con un sistema para los gastos médicos de aquellos que ganan menos de 10.000 dólares al año, llamado Medicaid y que Obama quiere extender a mayor parte de la población.
Y cuarto. El complejo sistema sanitario y legal que enmarca las reglas del juego de las aseguradoras, los altos costes de cualquier tratamiento y los miles de millones de dólares que gastan al año las compañías farmacéuticas en financiar las campañas de los políticos. Para que después no lleguen al congreso y firmen por un plan que reduzca sus ingresos. Como podría pasar con un sistema universal.
Recomiendo la lectura del artículo completo, donde por un lado se sañala que el problema de la reforma es que está basada en un sistema que ya se ha demostrado que no funciona, pero por otro lado, Obama parece convencido en que poner un parche sobre los agujeros del sistema actual servirá como solución, al menos, de momento.