¡Qué no hubiesen dicho los nacionalistas españoles que suelen disfrazarse de "no nacionalistas", si algunos vascos y vascas hubiesen recibido a los corredores del tour de su pueblo a los sones del himno nacional que marca nuestro Estatuto, el aprobado por casi todas las fuerzas políticas, en desagravio a una "¿equivocación?" de la organización del Tour en los Campos Elíseos.
Y hay que ver a la presidenta de la Comunidad madrileña, sin pudor ninguno, tatareando (y destrozando) el himno delante del micrófono, en plan mitinera.
Por cierto, y esto hasta los nacionalistas españoles mas radicales tendrán que reconocerme, lo ha hecho bastante mal, francamente mal, e incluso graciosa y ridículamente mal. No creo que entre sus virtudes, si es que las tiene, pueda listar la de saber entonar de una manera mínimamente aceptable, una tonadilla que, se supone, la debería de saber a la perfección.
El caso es que muchos, y muchas, de los que alardean de anti"nacionalismos aldeanos", a la mínima de turno caen como tordos en actitudes bastantes mas ridículas de las que suelen criticar.