El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

jueves, 16 de julio de 2009

A vueltas con la Txupinera

Alguna consideración más sobre el tema de la Txupinera bilbaina puesta en cuestión y que empecé a comentar ayer:

-Es evidente que nadie debe de ser criticado por las acciones de un familiar. Todos conocemos hermanos de opiniones claramente dispares y familiares en las que uno es un santo varón y el otro un hiho de puta. Hasta aquí, creo que todos estamos de acuerdo. Por lo que la forma de dar los titulares de la prensa no me parece la mas correcta.

-La susodicha Txipinera ha sido elegida entre unas organizaciones festivas en la que determinada corriente política, hoy en día puesta en cuestión por su caracter pre democrático, esta sobredimensionada, debiendo los partidos y las organizaciones democraticas que representan a la sociedad tener una equivalencia razonable en los diferentes campos de la vida social, sobre todo, en aquellos que son financiados por entes dirigidos precisamente por dichos partidos.

-Ella, la futura txupinera, visto desde fuera, y tal como nos presentan la noticia los medios de comunicación, parece haber sido seleccionada, no tanto por su capacidad festiva y dicharachera, sino por los lazos sanguineos que le unen con, no se si presunto o no, un miembro de la organización terrorista.

-Evidentemente, si así fuera, sería motivo claro y rotundo para descalificarla, y si no es así, ella debería de ser la primera interesada en desmentirlo y sacarnos a todos de dudas de sus clara convicciones democráticas.

-Cuando le he oido al representante de determinadas entidades festivas autodefinirse como vendedores de ilusiones y deseosos de que tanto PP y PSE despoliticen las fiestas, me ha dado no se si un ataque de risa o ganas de llorar, puesto que si en este país, alguien ha politizado las fiestas hasta grados vomitivos han sido los representantes de esos colectivos pre democráticos, y a veces, claramente fascistas.

-En definitiva, creo que es el momento de tener coraje político para dejar claras las indudables convicciones democráticas de todos los partidos actualmente legales y de no dar ningun respiro a las entidades que no se manifiestan publica y rotundamente por la democracia y los cauces pacíficos.