En los paises desarrollados se debate sobre la importancia de mantener con claridez y nitidez la clara diferencia entre la administración pública de toda la ciudadanía, que ha de ser laica, y los mandatos religiosos de una u otra creencia establecida en dicho estado.
El mantenimiento de ciertas costumbres, que obligan a las mujeres a mantener cubierta su cabeza, recordándonos ritos musulmanes actuales claramente superados en las democracias europeas, y aunque ésta sea la esposa del máximo lider laico mundial, dice poco a favor del estado mundano más pequeño de Europa y de unas instituciones con costumbres tan excesivamente arraigadas en su pasado, no siempre de feliz recuerdo.
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