No le falta razón a Otegi cuando afirma, si es cierto que lo hace, lo que cuenta el diario EL Mundo.
Lo que ocurre es que determinadas afirmaciones, por muy ciertas que sean, fuera de plazo o llegado el momento en que la audiencia las considera demasiado repetidas o con una sustancia similar al humo de los cigarros, si no van acompañadas inmediatamente después de acciones más claras y convincentes, pasan a engrosar el enorme listado de palabras que se lleva el viento.