Salimos de DF camino de la Baja California. 1.400 km. nos separan de la costa y los hacemos en dos días recorriendo territorio que, a veces, recordaba a la sabana, y donde, dicho de manera suave, la seguridad jurídica de la ciudadanía "brilla por su ausencia".
Paramos en Tepic, justo al pie de la Sierra Madre Oriental y en su transición hacia la Llanura costera del Pacífico. Y al día siguiente en Los Mochis, uno de los emporios agrícolas más grandes del país, ubicada en el estado de Sinaloa. Los Mochis ha sido reconocida en distintas publicaciones por ser una de las ciudades con mayor calidad de vida en la república mexicana. Sin embargo, el nivel de delincuencia que se ha presentado durante los últimos años por la denominada guerra contra el narcotráfico, ha visto afectada la calidad de vida de sus ciudadanos.
Nosotros lo vivimos en carne propia, no de mano de los oficialmente delincuentes, sino más bien de la uniformada policía, que nos paró, nos acusó, por decir algo y sin prueba alguna, de exceso de velocidad, de ir a 80 km./h, nos amenazó con dejarnos sin documentación ni placas del vehículo y nos informó (¿amenazó?) de que un par de kilómetros mas adelante había un sujeto colgado en un puente sobre la carretera.
Sólo nos soltaron cuando aceptaron un "pronto pago" de la "hipotética" multa, sin ningún justificante de la misma, tras una pequeña negociación de la cantidad y agradeciéndoles que entendiesen nuestra prisa pues, en pocas horas, teníamos que "coger", perdón, "tomar" el barco para atravesar el Mar de Cortes rumbo a California.
Al arrancar el coche, 300 m. más adelante volvimos a ver la señal de tráfico que nos prohibía ir a más de 90 km./h. En fin, era para corroborar que lo de la velocidad había sido lo de menos.
Al arrancar el coche, 300 m. más adelante volvimos a ver la señal de tráfico que nos prohibía ir a más de 90 km./h. En fin, era para corroborar que lo de la velocidad había sido lo de menos.
