Entre otras falacias, la vicepresidenta Sáenz de Santamaría usó durante el debate una mentira en la que el PP insiste y que conviene desmontar: que hay que dejar gobernar a la lista más votada para “respetar a la voluntad popular”. “Es como si un equipo gana la Liga y el segundo, el tercero y el cuarto suman sus puntos para quitarle el título”, argumentó. Seguro que al presidente que tanto lee el Marca esta metáfora le encantó. Pero el argumento es falaz por tres razones bastante fáciles de explicar.
La segunda, el presente. El PP sigue gobernando en un montón de administraciones sin ser el más votado: nada menos que en 160 municipios españoles donde el más votado fue otro partido que hoy está en la oposición sin que eso suponga problema alguno ni para el PP ni para Soraya Sáenz de Santamaría ni para el propio Mariano Rajoy.
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Hay otros países donde el sistema electoral es distinto, como en Francia: con doble vuelta y solo con dos candidatos al final. Hay argumentos para uno y otro modelo, pero lo que no vale es optar por uno u otro en función de los intereses cortoplacistas del PP, y menos aún pretender aplicar otro sistema sin reformar antes la Constitución. La ley es bastante clara, le guste al PP o no.