Enrique Dans realiza en su blog una pequeña reflexión sobre los resultados de las últimas elecciones generales españolas y el drama que algunos pretenden dar a entender que supone un arco parlamentario fragmentado y sin mayorías absolutas.
Oír hablar de “ingobernabilidad”, de “debilidad” o de “inestabilidad” a los políticos españoles evidencia una cuestión clara: que se sienten incapaces de gobernar en cualquier situación que no sea la de una clara mayoría en el Parlamento.
Un Parlamento fragmentado no es una amenaza de ingobernabilidad ni de caos, es una oportunidad para que las leyes tengan que aprobarse negociando y convenciendo, en lugar de mediante un mero trámite. Esos meros “trámites”, entre otras cosas, son los que han llevado a la política española a la consideración que tiene ahora. A ver si empezamos a entender el significado de la palabra “política”, porque la inmensa mayoría de los políticos que hemos visto hasta ahora en nuestro país ni siquiera merecen ese nombre.