Y como las fuerzas democráticas contrarias a que siga Rajoy en La Moncloa no sean capaces de consensuar o acordar unos puntos mínimos de gobierno y de consenso, una segundas elecciones a corto plazo acabarían con todos los sueños de cambio.
Las fuerzas nacionalistas vascas pueden jugar un papel fundamental en este balance de escaños entre fuerzas conservadoras y fuerzas de progreso. Y en estos momentos es cuando hay que mojarse.
No soy optimista, pero mantengo cierta esperanzas.