El problema no es que lo haga.
Quizás lo que hace es estupendo. Amar.
El problema es que lo haga mientras oficialmente
dice que no hay que hacerlo.
Javier Salinas ha sido llamado al Vaticano
a dar explicaciones durante cuatro días
(mucho debe de ser lo que tiene que contar)
tras las acusaciones de haber roto el celibato.
El cinismo de siempre, como siempre y de los de siempre.
Hace unas semanas era uno que recocía ser homosexual
y que pertenecía a la sociedad heredera
de la que había mandado a mucha gente a la hoguera
por hacer lo que él decía que no había que hacer, pero hacía.
En fin, que si tiene que haber hogueras,
sería más lógico alimentarlas con quienes
las inventaron para putear a quienes
mantenían como eslogan "vive y deja vivir"
mientras hacían lo mismo que aquellos a los que quemaban.
¿No?