El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

miércoles, 23 de diciembre de 2015

Lo que hoy es inverosimil, mañana será una "necesidad de estado".

Me han sobrado 48 horas para que me baje de la nube y convencerme de la realidad en la piel de toro.

Los dos partidos nuevos se apartan del núcleo gubernamental.
Los naranjas porque son insuficientes para formar cualquier alternativa. 

Podemos porque habiendo marcado líneas rojas por su cuenta como la de la "autodeterminación", comprensible con los votantes que tiene, se autoelimina de la solución final. Al día de hoy hablar de referendums de autodeterminación es inaceptable para cualquiera de los dos grandes y el PP, en el caso de que a Sanchez le diese por la "unión de izquierdas", alto improbable", pararía cualquier alternativa en el Senado.

Para el PP hoy Rajoy es innegociable. Pero un posible acuerdo con el PSOE a cambio de la cabeza de Rajoy puede estimularles al conjunto gaviotil a organizarle una despedida memorable y con honores a su presidente.

Para el PSOE apoyar hoy al PP también es innegociable, es decir, dicen que votarán No, No y No a su investidura. Pero no todas las voces dicen lo mismo. La lucha interna va a ser a degüello y como no se corten un poco, se pueden bastar ellos sólitos para hacerse el harakiri.

La prima de riesgo por un lado, las fuerzas fácticas europeas por otro, pueden hacer cambiar cualquier intento de dilatar el proceso buscando acuerdos inverosímiles.

Por otra parte, el proceso catalán requerirá una postura sólida y contundente desde Madrid, y eso solo se puede conseguir con rosas y gaviotas unidas.

Además, cuando se cuestiona, desde fuera o desde dentro, si en España se prefiere una alternativa a la portuguesa o a lo alemana, la alternativa teutona gana muchos enteros en el panorama "patrio".

Así que, puestos a hacer quinielas, apuesto (¡ojo! es lo que creo que pasará. no lo que me gustaría) por la jubilación a corto plazo de Rajoy, la salida a medio plazo de Sanchez y la presidencia de Saez de Santamaría en un gobierno con apoyos puntuales de rosas y naranjas. ¡País!