Al PSOE no le quedaba otra opción: o Rajoy o Rajoy. O Rajoy de comida o Rajoy de cena. O permitían esta semana la investidura del presidente de los sobres o le reforzaban aún más dentro de dos meses, con una nueva repetición electoral.
El error histórico del PSOE no está en esta última decisión. La abstención incondicional es consecuencia de errores mucho más graves, que han abocado al PSOE a quedarse sin más alternativas que escoger la fecha para la rendición: o ahora o en dos meses. No podían buscar otro Gobierno alternativo porque quienes arroparon el golpe palaciego contra Pedro Sánchez no lo permitirían. No podían repetir las elecciones porque, tras el espectáculo de estas semanas, sabían que el batacazo sería monumental. No había más opciones porque, en su guerra interna, el PSOE quemó todos los puentes. Todos, salvo el puente a La Moncloa que ahora le ponen a Rajoy.