A Sanchez solo le queda coger su coche y recorrer el país hasta que reconozca que su etapa ha terminado, que nunca segundas partes fueron buenas y que un político que deja el partido dividido en pros y contras no es la solución para su futuro inmediato si realmente quiere curar heridas, a no ser que lo haga buscando simplemente llevarse su trozo de pastel, algo especialmente complicado y que requiere mucha pasta.
Así que, de momento, y por una temporada, tal como dice Javier Vizcaíno en su blog, para que luego digan de la estrategia de la estatua, una vez más, el ganador es… ¡Mariano Rajoy Brey! Y se lo lleva todo todito todo.
Como obsequio preliminar, el mordisco al polvo de Pedro Sánchez en forma de renuncia al acta de diputado para no tener que votar lo que no quería; pobre desgraciado, no ha caído en la cuenta de que al irse ha hecho automáticamente que el número de abstenciones necesarias pasara de 11 a 10, lo que ha sido tanto como abstenerse.
Luego, y conforme a guión, el Tancredo galaico se ha alzado con el teórico premio principal, la investidura que convalida y deja impunes mil casos de corrupción y otros tantos recortes, ...