No se trata de un conflicto entre territorios. Se trata de una lucha de poder dentro del partido.
El PSC podía, hasta hace pocos años, decir que, sin Andalucía y Cataluña, no se llegaba a La Moncloa. Vistos los exiguos resultados que el socialismo catalán ha obtenido en las últimas elecciones, a Iceta no le quedaba más que, o resignarse a quedar laminado entre independentistas y Podemos en Cataluña y entre Susana Díaz y Ferraz en el partido, o pasar a la acción.
Se trata, según Miquel Gimenez, en el plural.com, de la conocida fórmula de Euskadiko Ezquerra, con Juan Mari Bandrés. No le quitaba muchos votos al PSOE, pero al final se tuvo que aceptar que una formación de carácter socialista, un poco más a la izquierda que aquel PSOE de Txiki Benegas o Damborenea, más cordial y amable, debía caber en el espectro social demócrata vasco.
En Euskadi esta fórmula se dejo morir y hoy solo les queda el nombre, PSE-EE. Quizás si hubiesen mantenido el espíritu de aquel partido, hoy, al igual que Iceta, la secretaria general vasca podría hoy marcar decisión propia ante Rajoy. No parece ser el caso.