La parte relevante de lo que va a pasar el próximo sábado en el País Vascofrancés es la entrega de los listados que ETA ha confiado a los autodenominados mediadores y que, con la colaboración de los verificadores internacionales llegarán a manos de las autoridades galas.
Algunos "malpensados creemos que puede ser más una Kermesse" (feria, en francés), un montaje folclórico de apoyo, aderezado "con pistolas de la guerra carlista" ya que se cree que el arsenal que la actual dirección de ETA controla para poder entregar el próximo 8 de abril son solo los restos del inventario del terror.
ETA, con el buen criterio que da el sentirme en coma terminal, sintiéndose en pleno estado de necesidad, ha optado por entregar las pocas armas que le quedan antes de que ya no tenga ni la posibilidad de desarmarse ante el enemigo.
Sin duda lo mejor del teatrillo la foto de la derrota que de hecho supone esa instantánea, algo que ETA ha intentado evitar en todo momento a lo largo de sus 50 años de existencia. y la esperanza que alimenta la expectativa de movimientos en política penitenciaria por parte de los Gobiernos español y francés.
Pero sobre todo, esperemos que el debate interno que abrirá la organización terrorista ya desarmada sobre su futuro entre sus miembros -la inmensa mayoría entre rejas- conduce a su disolución definitiva porque el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ya ha dejado sentado que no habrá "gestos intermedios" con ETA en esta materia mientras ETA no se disuelva.