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¿Es un homenaje a los asesinos? No lo se.
Parece que a los dirigentes de la izquierda abertzale Arnaldo Otegi y Rufi Etxeberria les gusta.
Y he leído que muchas victimas se sienten ofendidas.
Los símbolos pueden seguir siendo armas de doble filo según se descifre el mensaje. Las esculturas, como los textos, pueden ser políticas, con muchas lecturas y significados, que, a veces, escapan del control del propio autor y no contempla medir sus efectos.
¿Crea confusión la escultura? ¿Cuál es el mensaje? ¿Qué se quiere sugerir? ¿Que se ha enterrado, por fin, el hacha de guerra para una paz duradera? ¿Que el hacha se ha convertido en semilla y ha echado raíces con savia nueva?
Si buscaba acuerdo y no permanentes disensos, sin duda, la manera de presentar la obra autor y autoridades debería de haber sido otra.