Si Cristina Cifuentes quiere empezar a recuperar su credibilidad perdida hay algo que no debería hacer al dar explicaciones ante la Asamblea madrileña: escudarse detrás de la Universidad Rey Juan Carlos. Por mucha culpa que la institución pueda o no tener, sólo a ella le corresponden las explicaciones políticas
Le basta con presentar el registro de entrada del depósito de dicho trabajo en el departamento responsable del título, así como los registros de salida tanto del nombramiento de los miembros del tribunal, como de la convocatoria del acto público de defensa del trabajo.
En la universidad pública española no se obtienen títulos “yendo a clase cuando podía”, ni las notas las ponen los profesores “llegando a acuerdos informales” con los estudiantes. Cuando Cristina Cifuentes alega eso para explicar las peculiaridades de su caso se equivoca de país y se equivoca de universidades.