El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

lunes, 23 de mayo de 2022

El rey emérito, Inda y Lance Armstrong.
La falta de honorabilidad es evidente.

Lo dice Inda, "lavar la cara de ese señor es perjudicar a la Monarquía" y, sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo.

Sus andanzas no pueden ser analizadas jurídicamente, sino que únicamente pueden serlo desde una perspectiva política. No pueden ser examinadas desde el punto de vista de la “legalidad”, pero sí pueden y deben serlo desde el punto de vista de la “legitimidad”.

Que no se le pueda exigir ningún tipo de responsabilidad antes los tribunales de justicia, no quiere decir que no se le pueda exigir una responsabilidad de tipo político.

El jefe del Estado debe ser una persona “honorable”. En el caso de que existan dudas acerca de dicha honorabilidad, los ciudadanos tenemos derecho a que nuestros representantes elegidos democráticamente de manera directa, despejen dichas dudas mediante la investigación de la conducta de la persona que ha ocupado la jefatura del Estado.

Ahora que se acerca el Tour de Francia me parece que resulta pertinente comparar la ejecutoria de Juan Carlos I como rey con la del siete veces campeón del Tour, Lance Armstrong. Juan Carlos como rey ha sido tan tramposo como lo fue Armstrong como ciclista.

Este último, tras muchos esfuerzos, acabó siendo juzgado y ha sido desprovisto de cualquier tipo de “honorabilidad”. El juego sucio no puede ser pasado por alto, como si no hubiera tenido lugar.