La decisión del Estado y del Gobierno finlandés de unirse a la OTAN supone sin duda un vuelco geopolítico en Europa y marca un giro en la historia del Viejo Continente desde la II Guerra Mundial.
Paradójicamente, Rusia, con su repugnante matonismo de estos últimos meses en Ucrania ha conseguido lo contrario de lo que buscaba, y ha logrado que la neutral Finlandia, con la que comparte 1.400 kilómetros de frontera, se eche en brazos de la Alianza militar atlántica.
Y Estocolmo ya ha advertido que su idea es ir de la mano de Helsinki en este tema. Y es que no son solo vecinos y aliados. Finlandia formó parte de Suecia hasta que, en 1809, se la entregó a Rusia en el marco de las innumerables guerras que enfrentaron históricamente a los reyes suecos con los zares rusos.
No parece que le esten saliendo al actual super zar las cosas como pensaba inicialmente.
Si no quería taza, taza y media. Pero esperemos que no pierda los nervios y comprenda que la correlación de fuerzas no le es favorable. Que sí que puede montar un pifostio enorme pero nunca ganar la guerra y confiemos que no reaccione de la misma manera y entre por las víass de negociación política.