Sigo optimista, aunque no tanto como lo estaba el sábado pasado con el resultado electoral. Aún confío en que la izquierda logre la investidura de Pedro Sánchez.
Hay quien le da mucha importancia a ese escaño en Madrid que ha pasado del PSOE al PP con el voto en el extranjero. No cambia tanto el mapa en realidad. Junts tiene que decidir si apoya o no apoya la investidura, y su voto es igual de caro si es un ‘sí’ como si es una abstención.
Pero a diferencia de lo que ocurre con el PNV, EH Bildu, el BNG o incluso ERC, que saben que tendría un fuerte coste electoral votar lo mismo que Vox en la investidura de Pedro Sánchez y provocar otras elecciones, no pasa igual con Junts, que concentra el último reducto de un independentismo para el que no es prioritario la gobernabilidad de España o frenar a la extrema derecha.
Sorprendente, irracional y triste.
Hay quien le da mucha importancia a ese escaño en Madrid que ha pasado del PSOE al PP con el voto en el extranjero. No cambia tanto el mapa en realidad. Junts tiene que decidir si apoya o no apoya la investidura, y su voto es igual de caro si es un ‘sí’ como si es una abstención.
Pero a diferencia de lo que ocurre con el PNV, EH Bildu, el BNG o incluso ERC, que saben que tendría un fuerte coste electoral votar lo mismo que Vox en la investidura de Pedro Sánchez y provocar otras elecciones, no pasa igual con Junts, que concentra el último reducto de un independentismo para el que no es prioritario la gobernabilidad de España o frenar a la extrema derecha.
Sorprendente, irracional y triste.