La victoria clara de los socialistas en Cataluña y el País Vasco (pero también en Canarias o Extremadura, rozando el 40%) ha sido parte central no solo de la resistencia del PSOE el 23-J sino del aumento en casi un millón de votos de su respaldo, pese a su escasa traducción en escaños (dos).
La cohesión territorial de España está hoy mucho mejor asegurada que en 2017 o en 2019 y, por tanto, el temor a una hipotética y hoy cuando menos improbable quiebra de su unidad pierde el poco sentido que ya tuvo durante la legislatura.
La derecha ha hecho causa mayor del apoyo externo que el independentismo catalán y vasco de ERC y EH Bildu ha prestado a un Gobierno de coalición progresista, pero el resultado electoral ha avalado esa política de pactos y negociación en ambas comunidades, donde quedan primeros los socialistas. Particularmente en Cataluña.
La vía política y reformista puede y debe ser la ruta más inteligente para asentar la convivencia no solo en Cataluña sino en el conjunto de España.
Y eso, en estos momentos, hay que reconocer que solo lo puede hacer el actual gobierno progresista.
La derecha ha hecho causa mayor del apoyo externo que el independentismo catalán y vasco de ERC y EH Bildu ha prestado a un Gobierno de coalición progresista, pero el resultado electoral ha avalado esa política de pactos y negociación en ambas comunidades, donde quedan primeros los socialistas. Particularmente en Cataluña.
La vía política y reformista puede y debe ser la ruta más inteligente para asentar la convivencia no solo en Cataluña sino en el conjunto de España.
Y eso, en estos momentos, hay que reconocer que solo lo puede hacer el actual gobierno progresista.