El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

martes, 4 de julio de 2023

Si tras el 23-J Vox entrara en un gobierno
presidido por el PP para imponer
su acoso a la modernidad,
Sánchez tiene razón al pedir el voto a la izquierda

Vox ha tenido la amabilidad de proceder a un inesperado, pero lógico, destape de su naturaleza política. Cabía pensar que se atuviera a un papel de radicalización de las políticas conservadoras y ‘antisanchistas’ del Partido Popular. Pero Abascal no sigue esa línea sino la de la competencia a fondo con un PP acusado de tibieza y complicidad. Sería, en sus propias palabras, «un socialismo azul». El objetivo de Vox es la destrucción del «régimen de 1978», desde la imposición centralista a la prohibición de partidos nacionalistas, de la supresión de la «política de género» a la del carril bici.

Los personajes que van saliendo a la luz presentan una singular especie política, la de los neofranquistas que parecían haberse extinguido, cobijados dentro del PP, y que ahora avanzan tras el 28-M e imponen su ley. Son lo que fueron, y no importa que haya un beneficiario poco grato para muchos conservadores: Pedro Sánchez.

El vuelco de Extremadura plantea una pregunta: ¿Quien manda en el PP? Lo sucedido destroza a su candidata y arruina «la palabra» de Feijóo. Parece claro que el conjunto de intereses económicos dominante en el partido prefirió entregar las generales a perder sus beneficios en la comunidad autónoma. Así Feijóo tendrá una merecida derrota, mientras Vox adquiere una lamentable hegemonía a su costa de cara al futuro. 

Y si queda garantizado que tras el 23-J Vox estaría presente en un gobierno presidido por el PP para llevar a la práctica sus políticas de acoso a la modernidad, Sánchez tiene razón al pedir el voto para la izquierda por un poco atrayente sálvese quien pueda.