No es de recibo. El resultado de la votación en Buenos Aires pone de manifiesto que Madrid nunca fue una alternativa real a Tokio -tal y como reflejaban las casas de apuestas- y que tan sólo en el imaginario de nuestros políticos y de un enfervorizado Alejandro Blanco la candidatura española contaba con alguna -en caso del Presidente del COE, muchas- posibilidad. No se puede jugar así con el sentimiento ciudadano. Una cosa es generar ilusión; otra bien distinta manipular al pueblo en el rush final de la competición como única esperanza para arrancar algún apoyo. Que es lo que ha ocurrido gracias, en parte, a una fanfarria mediática provinciana.
Se podrían mencionar muchas razones por las que España ha quedado fuera. Mccoy en El Confidencial señala nueve posibles. En mi opinión bastante acertadas.
Crisis en la Jefatura del Estado.
Crisis en el partido gobernante.
Crisis en el principal partido de la oposición.
Crisis parlamentaria.
Crisis de liderazgo.
Crisis pública de credibilidad.
Crisis territorial.
Crisis económica.
Crisis social.
Se podrían añadir más motivos -como la merma de peso diplomático o la falta de preparación de una parte de nuestros oradores- aunque estos son, en mi modesta opinión, los más evidentes por afectar a la estabilidad institucional, a la fiabilidad administrativa y a la capacidad financiera de España.