El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

viernes, 27 de septiembre de 2013

Fin del reinado de los maximalismos y de los monolitismos nacionalistas.

Un incipiente fenómeno irrumpe en Cataluña: el fin tanto de la dialéctica entre los maximalismos separatista y centralista, como del unanimismodentro del amplio y plural espectro del catalanismo. Así lo pespunteó ayer el debate de política general en el Parlamento catalán.
El principio del fin del reinado de los maximalismos y del monolitismo nacionalista resulta de máxima importancia política. Porque viene a reconocer una realidad oculta, adormecida o anestesiada: el pluralismo del que siempre ha hecho gala la ciudadanía catalana, dentro del hilo conductor común de la aspiración a un mayor autogobierno, en cantidad y en calidad. Una pluralidad que se refleja incluso en la moción pactada anoche entre CiU, ERC, PSC e ICV en favor del “derecho a decidir”, pero que ni siquiera alude a la consulta ni a la independencia, entre otros motivos, porque no hay acuerdo sobre ello.
Si bien esto está escrito en exclusiva referencia al mundo catalán, no estaría mal que por Euskadi algunos se aplicasen el cuento y entendiesen que por estos pagos la "solución" pasa por más de lo mismo, es decir, que las cosas no son ni blancas ni negras, sino más bien un conjunto infinito de hermosos grises.