Estimados lectores, yo no dudo
del mérito del rey en los ochenta.
La ETA más fanática y violenta.
Tejero en el Congreso. Peliagudo.
Su firme proceder sirvió de escudo
(en la versión usual que se nos cuenta)
a nuestra democracia turbulenta.
Un rey, aquel de entonces, cojonudo.
Pero han pasado décadas, albertos,
corinnas, maniobras, desaciertos,
urdangarines, trolas, mal ambiente...
Y entre caídas, líos y elefantes,
el hombre cojonudo que era antes