
Es considerada precursora de la novela picaresca por elementos como el realismo, la narración en primera persona, la estructura itinerante, el servicio a varios amos y la ideología moralizante y pesimista. Es una muestra de la sociedad del momento, de la que se muestran sus vicios y actitudes hipócritas, sobre todo las de los clérigos y religiosos.
Ayer domingo tuve la oportunidad de asistir a la representación de 'El Lazarillo de Tormes', por Rafael Álvarez, El Brujo, en el Teatro Euskalduna, y salí gratamente impresionado por el pedazo de artista que es Rafael.
Es una de las obras que nunca falta en su calendario de representaciones y la ha presentado en múltiples escenarios a lo largo de toda la geografía española.
El Brujo disfruta en esta obra llevándonos a la época del Lazarillo, a los desequilibrios existentes entre el mundo oficial de la Corte y el hambre real del pueblo. Algo que puede parecer muy lejano, pero que los políticos, la ambición y el poder, hacen que sea de la mayor actualidad. Tan pronto está el pícaro Lazarillo contándonos sus andanzas con el ciego, como pícaro El Brujo contándonos los problemas del IVA, imitándole a Rajoy, hablando de "la Cospedal" o de los innumerables problemas que hoy en día tiene el Teatro.
Un monólogo en el que Rafael Álvarez se gana al público desde el primer momento, con ironía y con humor, haciéndole que se identifique en todo momento con el personaje pícaro de El Lazarillo.