El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

martes, 19 de abril de 2016

Comienza la cuenta atrás: En el último minuto, el último segundo, nunca se sabe, puede haber un milagro, no hay que rendirse ...

Es difícil encontrar un latiguillo político que no esté sobado para definir esta semana boba. A Rajoy se le atribuye una respetable habilidad en este tablero. Así por ejemplo, los estrategas tienen desplegadas sobre la mesa algunas de las maniobras que puede llevar a cabo el señor en funciones de La Moncloa, al que tanto los socialistas como los de Ciudadanos mantienen bajo vigilancia, en la creencia de que está obligado a mover ficha, más después de la dimisión del ministro  Soria. 
Aunque las encuestas le favorecen, tiene que lanzar un último gesto para cargar la culpa definitiva al pacto Sánchez-Rivera que ha impedido la solución a tres: 
-Que Rajoy proponga a los socialistas el dichoso Gobierno de Coalición con una novedad: que ni él ni Pedro Sánchez sean presidentes.
-La solución a lo Borgen, la serie danesa que convierte a un partido pequeño y naranja, el de Birgitte Nybort, en primera ministra. Naturalmente, el papel de Nybort se repartiría a Albert Rivera.
-La figura de la "personalidad independiente" capaz de presidir un gobierno de coalición, que no de concentración.