Parece que en breve se aclarará la cuestión. En un fin de semana donde el famoso soliloquio de Shakespeare es recordado en todos los ámbitos culturales, Garbiñe termina de resolver el suyo propio personal que, sin duda, influirá, y mucho, aunque ella lo niegue, a la hora de decidir la papeleta de votación de gran parte de la ciudadanía vasca.
¡Ser (candidata) o no ser, esa es la cuestión!
-¿Qué debe más dignamente optar el alma noble entre sufrir impía el porfiador rigor, o rebelarse contra un mar de desdichas, ...
¿Quién querría sufrir
del tiempo el implacable azote,
del fuerte la injusticia,
del soberbio el áspero desdén,
las demoras de la ley,
del empleado la insolencia,
...
pudiendo de tanto mal librarse él mismo,
alzando una punta de acero ?
(En esta ocasión cambiemos acero por votos)
Si de mí dependiese su postura final, sin duda, y con el animo especial de renovar las formas y los fondos, las maneras y las actitudes de "todos" los partidos, de cara adentro y afuera de los mismos, su aportación, en mi opinión sería claramente positiva.
Y aunque, sin duda, su primer enemigo, como en todos los partidos, lo encontrará en la propia casa, no creo que haga falta recordarle que existe la posibilidad de intentarlo y si no salen bien los planes previstos el "Ahí os quedáis". ¡Ánimo Garbiñe!