El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

jueves, 8 de agosto de 2024

A Puigdemont le importa muchísimo Cataluña,
pero la prefiere sin gobierno y paralizada.

Como mínimo, todo político que se precie, debería de evitar el ridículo. No es desde luego el caso de Carles Puigdemont, quien ya, haga lo que haga, amenace, llore o patalee, se ha convertido para siempre en un personaje ridículo, cuyo único objetivo es recuperar un despacho del que salió huyendo. 


La causa autentica de Puigdemont es simplemente Puigdemont. Su objetivo es hundir a ERC: señalarla como los catalanes que pactan con un "españolista". 
Puigdemont quiere impedir que Salvador Illa gobierne. El PSC obtuvo 42 escaños. Junts, 35. Con Esquerra y con Sumar, el PSC tiene la mayoría absoluta. Dicho de otra manera: el PSC tiene lo que a Junts le falta: socios

Ahora ha prometido que volverá. No es la primera vez que lo promete. Lo dijo en 2017. Y lo volvió a decir en 2019. Esta vez dice que va en serio y los Mossos han llegado a plantearle un arresto, acordado con él, que evite que llegue a escondidas, huyendo de un sitio a otro hasta presentarse en el Parlament. Pero le va lo de hacer el ridículo. 

Y ahora, a pocas horas de un pleno del Parlament en el que Salvador Illa puede ser elegido 
president, Puigdemont ve cómo se aleja para siempre su sueño de que todo le saliera gratis, amenaza con dar una patada en la mesa, romperlo todo, la última rabieta de un adolescente consentido. De ahí que, al menos en las redes, la amenaza de volver, esos arrebatos de valentía del cobarde oficial del reino, estén siendo acogidos con un notable pitorreo.

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