Los acuerdos de investidura firmados por el PSC con ERC y los Comunes podrían abrir un nuevo tiempo para la democratización territorial. Al menos en la letra, que es lo que son por ahora.
por convicción o por pragmatismo, tanto el PSC como el propio Pedro Sánchez han asumido lo que no se consiguió durante el Gobierno Zapatero. Un compromiso histórico en cuya ejecución tendrán una responsabilidad decisiva.
Si hace unos diez años, muchas catalanas y catalanes partidarios de acuerdos federales y confederales optaron por el independentismo porque concluyeron que el bipartisimo y el Tribunal Constitucional bloquearían ineluctablemente esta posibilidad. Una década más tarde, la consulta de ERC revela que muchos independentistas, por convicción, por pragmatismo, o por la presencia de la ultraderecha, han decidido volver a intentarlo.
Quienes nos sentimos vinculados al republicanismo federal de abajo hacia arriba, no podemos desperdiciar esta oportunidad, que debería aprovecharse en beneficio del conjunto de pueblos y gentes peninsulares.
Un sistema de conciertos solidarios no puede verse como una amenaza sino como un estímulo para el impulso de otras medidas de mejora de las maltrechas hacienda autonómicas y locales.
Que las resistencias vengan del centralismo insolidario y neofranquista de las Ayuso y los Abascal de turno, no sorprende. Que se activen entre “barones” que parecen reducir su socialismo a agitar cada tanto un nacionalismo español rancio a gusto del PP, tampoco.
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fantasma-federalismo-plurinacional
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