El regreso de Donald Trump a X (antigua Twitter) no sólo se debe al amplificador que supone poder dirigirse de nuevo a los casi 90 millones de seguidores que tiene, sino que también encuentra su causa en el estrepitoso fracaso que ha supuesto Truth Social. La alternativa que ideó el expresidente después de que el fundador de la red social Jack Dorsey lo expulsara en 2021 por rechazar su evidente incitación a la violencia tras el asalto al Capitolio, ha quedado muy lejos de las expectativas de su creador.
El excéntrico propietario de X, Elon Musk, se jacta de estar perfectamente alineado con los postulados de Trump. Tras adquirir la red social, no dudó en revocar el veto a la cuenta de Trump a finales de 2022 y ahora, con la reciente entrevista, le ha tendido la alfombra roja. Musk se ha convertido en un activo más de la campaña del republicano, dando de nuevo altavoz a las mentiras y los mensajes de odio que acostumbra a difundir el expresidente. Lo cierto es que Trump ha encontrado en X lo que no ha sido capaz de conseguir con su red Truth Social.
Quienes invirtieran en la empresa de Trump lo llevan claro. Trump puede prescindir de esta red social si considera que otra, como X, le aporta una mayor audiencia, con todas las repercusiones económicas que ello implica.