El federalismo tiene muchas variantes. Tan federal es Estados Unidos como Suiza o la India y, sin embargo, sus diseños son muy diferentes. Algunos dan a todos los estados el mismo poder, como Brasil, mientras otros son asimétricos, como Quebec en Canadá. Sea como fuere, hay diversos modelos federales.
En España, el Estado de las autonomías, de textura federal aun sin su nombre, es un proyecto evolutivo entre sus "nacionalidades y regiones" y habilitó un proceso político para su desarrollo consagrando un principio de descentralización y, por tanto, abierto y potencialmente asimétrico.
El café para todos no ha funcionado. Reconocerlo es el principio para poder llegar más tarde a un acuerdo. Un federalismo asimétrico, basado en la solidaridad entre sus diferentes pueblos es la única solución que a medio plazo puede calmar las turbulentas aguas de la política en este país, pero para eso, el PP tendría que reconocer que aunque todos seamos cafeteros, no nos gusta el café de la misma manera, y eso hay que reconocerlo.