Andalucía ha sido y es un pueblo caracterizado por el respeto y la convivencia a las distintas formas de pensamiento o de entender la vida. La tolerancia y el respeto al “otro” y a lo diferente, al margen de disquisiciones históricas y matices determinados en su devenir, ha sido la norma de conducta entre sus ciudadanos. No sólo me refiero a siglos anteriores, ni al "crisol culturas" ni al "puente entre Oriente y Occidente", lo relaciono también con la Andalucía moderna de hoy y con la de su pasado más reciente.
Si en Abril salen lazos blancos, marrones, colorados o a cuadros reivindicando una determinada postura que, aunque religiosa también es social, política y partidaria, nada volverá a ser como antes pues convertirán los palcos y tribunas en una especie de escenario electoral y los pasos en un atril con micrófono para utilizarlo como mitin. Hay que tener cuidado y ser responsables. En Sevilla o en Granada ya han dado un paso importante. Mantienen su legítima y propia oposición a la reforma de la ley del aborto y la difundirán pero no la exteriorizarán, aprovechando actos multitudinarios donde se suman personas de toda condición, ideología y creencias o no creencias religiosas.
(De jlvalenzuela@elplural.com)