El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

viernes, 27 de marzo de 2009

O construimos el país unos contra otros o lo hacemos unos con otros

Quienes han tenido la amabilidad de leer mis comentarios en este blog durante estos años saben que yo también soy uno de esos ciudadanos que apuesta por la "trasversalidad".

Un político de altura debe ser capaz de poner proa a lo que lleve madurado y considere bueno para su país, incluso defendiéndose de sus propios partidarios, y por todo ello, me parece un contrasentido querer gobernar al margen de lo que, una y otra vez, está solicitando la mayoría del pueblo.

Que gobiernen juntos el PSOE y el PP tiene aspectos positivos innegables. El primero y fundamental es la alternancia en el poder y, de manera concomitante con ella, el poner freno al riesgo de que se constituya en Euskadi una especie de PRI (como en México) por la prolongación del mandato del PNV. La alternancia en el poder es una de las bendiciones de la democracia.

Hay otra razón a tener en cuenta a la hora de valorar positivamente la alternancia en el poder. A veces los nacionalistas no somos conscientes de que entendemos que Euskadi, Euskal Herria, es como un coto nuestro de propiedad privada. Por estas y otras razones, entiendo positivo que un socialista alcance la Lehendakaritza.

Sin embargo, creo también que, tras los resultados electorales del 1 de marzo, un gobierno PSE-PP presenta muchos problemas. Empezando, y ahora entenderán la entrada de este artículo, por ser el menos deseado por la población vasca.

Javier Elzo propuso la idea de que se conformara un gobierno de coalición PNV-PSE, PSE-PNV, con rotación del lehendakari: dos años con un lehendakari del PSE y otros dos del PNV. Hoy sigo pensando que es la mejor solución por razones de urgencia inmediata y por razones de fondo a medio y largo plazo. Para empezar, los socialistas ya sabrían lo que es tener un lehendakari de su color político, luego su legítimo sueño de llegar a Ajuria Enea se habría cumplido. Pero deben saber que no tienen detrás la mayoría sociológica del electorado vasco. De ahí la necesidad de un 'arreglo', por utilizar la expresión de Jesús Egiguren: alternar la Lehendakaritza con el PNV.

Cuando estamos a punto de caer en recesión, no podemos permitirnos mayorías de 38-39 frente 37-36, pendientes de que un parlamentario pierda un avión, tenga un ataque de apendicitis o dé a luz a un vástago. Pero además de la urgencia está el problema de fondo: o construimos el país unos contra otros o lo hacemos unos con otros. O avanzamos hacia la acumulación de fuerzas para vencer al contrario (y el que esté libre de culpa, eche la primera piedra) o nos convencemos de que, teniendo sentimientos de pertenencia diferentes, acentuaciones diversas, hemos de encontrar un ámbito de acuerdo en el que la gran mayoría, al menos dos tercios, se sienta cómoda.

Por favor, léase y atiéndase lo que nos dicen, mil y una veces, los ciudadanos vascos.

Lo ha escrito estupendamente Javier Elzo en El Correo y yo lo suscribo plenamente.