Andan algunos hosteleros rasgándose las vestiduras porque a corto plazo tendrán que prohibir envenenarse a sus clientes a través del humo del cigarro que fumen ellos o los de al lado. Y no terminan, algunos, de darse cuenta de lo bueno que va a ser para todos, ellos incluidos.
Ya hay estudios que señalan que la mayor parte de la población se muestra favorable a la medida y, si bien solo hace unos pocos años, era imposible imaginarse uno en su trabajo al compañero, ese que casi todos hemos tenido alguna vez, a quien Quevedo podría haber dedicado la poesía "Erase un hombre ... a un pitillo pegado", teniendo que salir a fumar fuera del edificio, hoy en día no nos imaginamos a alguien fumando dentro de un edificio público (escuela, hospital, ayuntamiento, ...). Y solo han pasado unos pocos años.
Por otra parte, últimamente estoy actualizando mi "plano particular" de bares de Bilbao con un cortadito rico y, puesto que los tiempos también cambian en todo esto, ya no solo me fijo en la calidad del café, sino también en si al mismo se acompaña un wifi gratis en el local. Hay que felicitar a los bares emprendedores que han arrancado con estas medidas y que cada vez se van extendiendo, lenta pero inexorablemente, por el callejero de la metrópoli. Sería bueno que en algún lugar se centralizase la información que sería muy util para los que visitamos diferentes barrios o, al menos, letreros fuera que lo señalen convenientemente.