Me doy cuenta que el título es provocativo. Pero es verdad. Y no lo digo yo. Lo recojo del blog del phiquiatra Rafa Euba. No se refiere aquí al fascismo propiamente dicho, ni al falangismo, ni al “tea party” americano. No, se refiere al asesino noruego, y a sus patéticos predecesores, a los que matan en masa porque odian a países enteros (con frecuencia el suyo), a grupos étnicos, a estados, a países, al Papa, a los musulmanes, a los cristianos… y en general a la gente que tiene amigos. El asesino noruego no tiene una ideología y no es político. De hecho, la política es seguramente lo que peor se le da, porque no entiende el contrato social, o los grupos y sus interacciones.
Este tipo de carácter es lo que se llama en psiquiatría el “paranoico querellante”, siempre enfadado con el mundo, y convencido de que tiene la misión trascendente de limpiar su país de extranjeros, o de la amenaza vil de una religión, o de la falta de religión, o su ciudad de crimen y prostitución, como De Niro en Taxi Driver. Usa este paranoico un lenguage errático, verboso, abundante, insultante, y siempre mágico, gótico – reminiscente de Harry Potter-, y sobre todo egocéntrico y grandioso.
El odio a todo el mundo no es una ideología; es una enfermedad mental